miércoles, julio 20, 2011

One small step for a man


El 20 de julio de 1969 el estadounidense Neil Armstrong saltó del último escalón del módulo lunar Eagle, cayendo a una velocidad ridículamente lenta por una fracción de segundo hasta posar sus pies sobre la superficie, levantando una nube de polvillo blanco-grisáceo. Su frase 'That's one small step for a man, one giant leap for mankind' se escuchó en todo el planeta, con un poco mas de un segundo de retraso, a través del audio entrecortado de la transmisión televisiva. Fue el punto final de la llamada 'carrera espacial', en la que se habían embarcado los Estados Unidos luego de que la puesta en órbita del Sputnik, el 4 de octubre de 1957, le había demostrado al mundo que cuarenta años de comunismo podían transformar un imperio pobre y atrasado en una potencia tecnológica. El objetivo puramente propagandístico que tuvo el programa lunar Apolo para el stablishment americano se puso en evidencia cuando fue suspendido en los inicios de su etapa científica, a fines de 1972. No se sabe a ciencia cierta si el otro competidor participó realmente de la supuesta 'carrera', ya que a juzgar por los resultados de la década siguiente, el bloque soviético centró sus desarrollos en la tecnología de satélites pesados y de naves espaciales de órbita cercana Soyuz.




Desde aquellos ya lejanos tiempos hace 42 años, muchas cosas han sucedido. Luego de la interrupción de los vuelos lunares, el programa Apolo continuó tímidamente y con una enorme reducción de presupuesto, primero como sistema de transporte para los tripulantes de la estación espacial Skylab y finalmente en el encuentro orbital Apolo-Soyuz de 1975, símbolo del descogelamiento de las relaciones este-oeste fruto de la renuncia de la Unión Soviética a su programa original de extender el socialismo a todo el mundo. Para ilustrar el cambio de época que sucedió a la dimisión de Richard Nixon, mencionemos en este contexto la película 'Capricornio Uno', estrenada en 1978. En ella, el poder político norteamericano cubría sus dislates simulando una misión tripulada a Marte, siendo el  engaño descubierto por un periodista independiente. Durante los 80's, y luego del fracaso de la misión Skylab, el programa espacial tripulado norteamericano se centró en el desarrollo de la tecnología de transbordadores. Mientras tanto, el bloque soviético acumuló conocimiento sobre la permanencia humana prolongada en el espacio, con el programa de estaciones espaciales Salyut que culminó en la estación Mir.


A mediados de los 80's, el ya marchito sueño del socialismo soviético se transformó súbitamente en la pesadilla del capitalismo mafioso ruso, y el miedo del stablishment estadounidense al socialismo global se convirtió en un exitismo desaforado que hablaba del fin de las ideologías y del comienzo de una era destellante de negocios. Con la ayuda de los grandes medios de comunicación, se instaló un discurso único vertical, impuesto desde el poder, al cual era imposible rebatir sin ser tachado de autoritario, fascista o aún peor, demodé. El público de a pié compró en un principio ese discurso, hasta que las limitaciones del modelo unipolar capitalista se hicieron evidentes con las crisis financieras de mediados y fines de los 90's. Entonces, y en ausencia de utopías alternativas, el sentimiento general derivó lentamente hacia un individualismo marcado, sostenido en un escepticismo extremo. En ese contexto, quiso la historia que el argumento de 'Capricornio Uno', una película poco conocida de la década anterior, mezclado con el espíritu de época retratado en otro film estrenado como 'Mentiras verdaderas', fuera tomado por muchos como el relato de una realidad escondida detrás de la versión mediática del primer alunizaje. Como suele suceder con las leyendas urbanas, la versión se sustentó en una supuesta evidencia colectada a posteriori, ignorando cualquier hecho que la contradiga sin importar lo ruidosamente evidente que fuere.


Para resumir, la versión dice que el alunizaje fue falso, simulado en un estudio de televisión. Se sustenta en  evidencias de una debilidad patética. Por ejemplo, se dice que la odiada bandera flamea durante la filmación, algo que simplemente falso: en cada uno de los alunizajes, las barras y estrellas se mantienen rígidas en la misma posición durante toda la duración de la cinta, sostenida por la varilla horizontal que se ve claramente extendiéndose a lo largo de la parte superior. Se dice que el horizonte está demasiado cercano, algo que es tan cierto como obvio: dado la Luna es mucho más pequeña que la Tierra, el horizonte estará obviamente mucho más cerca. Finalmente, se dice que el cielo es demasiado negro y que las estrellas no titilan, ignorando deliberadamente que tanto el color del cielo como la oscilación de las estrellas como las vemos desde la Tierra, se deben a la dispersión de la luz en una atmósfera de la que la Luna carece. Incluso algún 'documental' habla de un supuesto campo de radiación que no podría ser atravesado por el hombre, afirmación digna del peor de los capítulos de Star Treek. Para sustentar la hipótesis, se ignoran cuestiones tan obvias que casi da vergüenza tener que mencionarlas. Si la bandera flamea ¿significa eso que había viento dentro del supuesto estudio de grabación? Si el alunizaje fue simulado ¿como se simuló la baja gravedad lunar o incluso la ingravidez dentro del módulo? Si el alunizaje fue fingido ¿calló el bloque soviético sumisamente, aceptando sin más una falsa derrota? Los miles de científicos de todo el mundo que analizaron las rocas lunares ¿fueron engañados por un director de cine y cuatro políticos corruptos o participan de la conspiración? Los reflejos en el espejo lunar que se usaron durante décadas para monitorear la distancia Tierra-Luna ¿son imaginarios? Hay miles de ejemplos más de objeciones evidentes que los seguidores del mito rechazan sin molestarse en el menor análisis. El mito ignora que instaurar una mentira a escala global, algo imaginable en el presente orden mediático de la primera década del siglo XXI, era simplemente imposible en el mundo bipolar de 1969, en el cual muchos más intereses tenían alguna forma de voz. Además, supone que las mismas herramientas que permiten engañar a un ama de casa, pueden usarse para convencer a una comunidad global de miles de científicos e investigadores entrenados en el escepticismo racional.




Habiendo despegado la semana pasada la misión final del transborador Atlantis, y sin nada a la vista para reemplazarlo, puede decirse que el fin del programa espacial tripulado y de la carrera por la exploración planetaria fue tal vez una de las consecuencias más negativas de la caída del bloque soviético y de la conformación del actual mundo unipolar. Contra todos los pronósticos, hoy  la Tierra sigue siendo el único hogar de la especie humana, en abierta contradicción con lo que la sabiduría popular resume en no poner todos los huevos en la misma canasta. La humanidad es tan vulnerable a cualquier cataclismo global imaginable como lo era en la epoca de las cavernas, habiendo incluso aprendido a causar alguno. Un impacto meteórico de la escala del que provocó la extinción de los dinosaurios, de los cuales el registro geológico muestra al menos cuatro ejemplos, pondría fin al imperio del hombre, con todas sus veleidades de rey de la creación y de expresión máxima del plan de Dios. Lo mismo haría una desestabilización del clima global causada por el calentamiento sostenido del último siglo. En cualquiera de esos casos, la única esperanza de supervivencia de la especie a largo plazo, que sería la de tener colonias estables en otros planetas, no parece estar en la agenda de niguno de los poderes dominantes. Además, otra consecuencia de la caída del muro se ha transformado en la barrera perfecta para evitar que alguna vez retomemos el camino abandonado. Se trata de la instauración del escepticismo extremo y simplón como filosofía política del ciudadano medio, la entronización de la falacia según la cual la ignorancia de los hechos puede ser usada como argumento en favor de la propia posición, mientras se señala como víctima del lavado de cerebro a cualquiera que intente hablar con algún fundamento. La ignorancia se ha transformado en un valor social, un signo de pureza, un moderno sustituto de la virgindad.




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A quien lo amerite, feliz día del amigo. Les dejo una canción