martes, octubre 16, 2007

Estados Alterados

Sabes que ya viene. A veces no necesita un motivo. A veces alcanza con un recuerdo, o con una pregunta. O con un sueño. O con cualquier otra cosa que empuje la cadena asociativa cuesta abajo. Y cuando lo sabes ya es inexorable, el esfuerzo por detenerlo solo lo empeora. Es mejor dejarse llevar, si da tiempo esconderse, dejar de hablar o desviar la mirada para que nadie lo note.

Y llega. Una sensación indefinible. No desagradable, solo muy rara. Todo está lejos, pero todo está ahi, si bién es de algún modo diferente. Si hay un interlocutor, seguirá hablando, muy probablemente no lo notará. Su voz sonará normal y parecerá estar dicendo algo comprensible, que no comprendes. Incluso si hablase otro idioma. Incluso si un idioma que no conoces.

Dura sólo unos segundos. Y termina. Una desorientación momentánea. La mano derecha parece descansar sobre el posabrazos, pero es de madera sólida. Te relajas. Tratas de seguir la conversación aunque ya no sabes de que se habla, necesitas escuchar unos segundos para retomar el hilo (y cuando hables será en castellano, cualquiera sea el idioma en que se esté hablando). Los últimos ecos se sienten en el cuerpo. La sensación fisica del miedo, pero sin sentir miedo. Un sudor frío, y el corazon que late desesperado como si quisiera arrojarse sobre la mesa. Y luego eso también pasa.

Y el olvido. Como si fuera un sueño, al cabo de unos minutos no recordarás que sucedió, salvo que hagas el esfuerzo conciente por memorizarlo. Probablemente tampoco recuerdes los instantes previos y posteriores.


Mientras otros adornan su vida con los Beatles o Clapton, o pierden su tiempo mirando los trenes, vos solo queres que pare de una vez ese maldito ruido.

jueves, octubre 11, 2007

Lombroso y la Causa Primera

Lombroso era un médico italiano del siglo XIX, que propuso una teoría del comportamiento según la cual quienes poseían ciertas características físicas y rasgos faciales eran criminales natos. Desde entonces, se denota como “lombrosiana” a cualquier explicación del comportamiento humano que dé preferencia a las características físicas del individuo (su estructura genética o la morfología de su cerebro) por encima de la influencia de su entorno social. Antes de que los chihuahuas guardianes de lo políticamente correcto me salten a los tobillos, diré que Lombroso estaba equivocado. Sólo que lo estaba de un modo bastante más sutil de lo que supondría la moda mediática imperante.

Lombroso comparó las características físicas de los presos de las cárceles italianas, y notó un cierto aire de familia. Antes de escandalizarnos por su “prejuicio” miremos las fotos que adornan este párrafo. ¡Upa! ¿Qué pasa? ¿la “cara de loco” realmente existe? Puede ser que las características comunes de los nenes que aquí mostramos (la mirada ligeramente desviada, la boca torcida, los ojos hundidos) sea frecuente en los psicópatas. Probablemente Lombroso no se equivocara en eso. Lo que no es cierto es que esos razgos estén relacionados con el comportamiento psicopático. ¿Como? ¿Sí o no, en qué quedamos? En eso, precisamente: correlación no es lo mismo que relación.

Las observaciones empíricas que constituyen la base de la ciencia no establecen relaciones. Nunca observamos que dos hechos “dependan” entre sí, en el sentido de ser uno causa del otro o ambos consecuencia de una causa común. Lo que observamos es que están “correlacionados” en un sentido estadístico, es decir que se presentan frecuentemente juntos. En el ejemplo en cuestión: no observamos que la cara de Patti cause comportamientos asesinos, ni que los comportamientos asesinos le hayan moldeado la cara, ni que ambas cosas provengan de que su madre no le quiso comprar un trineo. Solo vemos que hay una cierta correlación entre ambas cosas, muchos tipos con caras como esa son delincuentes. A lo que voy es a que

La “relación causal” entre hechos es completamente artificial, la establece el “modelo” que construimos con nuestras observaciones, no está inscripta en las observaciones mismas.


El modelo de Lombroso era demasiado sencillo “quienes tengan esa cara se comportarán de modo psicopático”. No sería justo que ser demasiado duros con él, eso pasa frecuentemente en los primeros modelos que intentan explicar una dada correlación. Modelos posteriores más elaborados pueden contener alguna relación entre ambos hechos demasiado lejana como para ser relevante.

Ilustremos con nuestro Lombroso argentino moderno: Blumberg cree que la cárcel está llena de negritos porque los negritos nacen delincuentes. La evidente simplicidad de su modelo no invalida la observación: ¡la cárcel está realmente llena de negritos! Un modelo más elaborado contendría una descripción de cómo las relaciones de poder en la historia de América Latina hicieron que determinados grupos de composición racial predominantemente indígena se mantuvieran en la pobreza, y de cómo esa pobreza lleva naturalmente a delinquir a muchos integrantes de esos grupos. El segundo modelo sería mejor que del inyenieri, en el sentido de que tendría mayor poder predictivo: contendría más proposiciones contrastables con la realidad.
Cerremos entonces dicendo que las relaciones causales son una propiedad de los modelos, no de las observaciones. Pueden diferir o incluso invertirse entre modelos diferentes que intentan explicar el mismo fenómeno. Cuál de esos modelos sea el verdadero dependerá de cuál haga el mayor número de predicciones que sean contrastadas exitosamente con la realidad. Supongo que es útil tener esto en mente cuando se discute si “todas las cosas tuvieron una causa”, y si eso lleva necesariamente a que hubo una “causa primera”. Si el modelo que asegura tal cosa nos induce a postular la existencia de un Primer Motor, que al mirar afuera resulta no estar ahí, pues a cambiar el modelo se ha dicho, que a la realidad poco le importan las causas.

miércoles, octubre 10, 2007

Uno más in galera

Los eufemismos están reventando como piñatas de goma podrida. El pasado no pasó. El pasado no se puede dejar atrás. El pasado nos acompaña en nuestros despertares. El pasado grita porque en él no sólo hay muertos queridos que nunca tuvieron flores, sino también criminales que no pagaron sus crímenes. El pasado ayer pasó un poco. Después de un genocidio, el pasado va pasando solamente con justicia.

(hacía mucho que no la citaba)

martes, octubre 02, 2007

Una de Spielberg

Se apagan las luces de la sala, el espectador se relaja en su butaca, esgrime el pochoclo y se prepara para lo que, sospecha, será una gran película. El murmullo deja lugar a un expectante silencio y en medio de la pantalla se lee el título de la superproducción:
UNIVERSE
T
HE MOVIE
Las letras se desvanecen para dar lugar a una escena suburbana. Una plaza, niños corriendo detrás de una pelota. Los atacantes están acercándose peligrosamente al arco, puede verse la preocupación en el gordito que ataja. Zurdazo. La pelota inicia su parábola amenazante en cámara lenta, mientras el gordito intenta un salto desesperado. Los dedos del héroe rozan la gloria y allí, en el momento clave, la escena se detiene. Y comienza a rebobinarse cruelmente.

La pelota se aleja de las manos del arquero, llega a los pies del goleador quien huye marcha atrás al sentir el contacto. Sus compañeros lo imitan en paradójica estampida. La cámara se aleja y el potrero se ve desde arriba, mientras un autobús lo rodea en reversa. Ahora más lejos, la ciudad observa como el Sol se arrepiente y retorna al cielo desde el oeste. Más lejos aún, y se ve una Tierra que gira sobre su eje en contra de las agujas del reloj, mientras recapitula el año en torno al Sol. Y se empequeñece.

El espectador se mueve inquieto ante esta película tan extraña que empieza por el final y parece avanzar hacia su comienzo. La cámara se sigue alejando de la escena y luego de unos minutos la Tierra se pierde completamente de vista. Sólo se ve el sol retrocediendo lentamente en su órbita alrededor del centro de la Galaxia, y las estrellas vecinas que imitan esa danza. Y ahora, todavía más lejos, se ve la Galaxia girando como un molino sin Quijote, al que se aproximan las galaxias vecinas que entran en escena por los bordes de la pantalla. La marcha contra reloj continúa, la galaxia empieza a perder su forma, convirtiéndose en una nube confusa de gas. Y el primer subtítulo de la película anuncia: “Nacimiento de la Galaxia a partir de una nube de Hidrógeno, Helio y trazas de Litio”.

La nube sigue perdiendo su forma, difuminándose a medida que se mezcla con las nubes vecinas, que se acercan amenazantes desde todas las direcciones. Unos minutos más, y el gas llena completamente toda la escena. Ya no hay galaxias, sino una sola nube homogénea que llena todo el universo. El subtítulo anuncia: “Aquí comenzó la Formación de Estructuras, a partir de pequeñas inhomogeneidades en un mar uniforme de gas”. El espectador se pregunta intrigado si es así como habrá empezado todo. Pero no parece ser esa la idea del director, porque el retroceso continúa.

El gas, que continúa llenando completamente la pantalla, se comprime. Y a medida que eso pasa, se calienta y los átomos que lo componen colisionan cada vez más violentamente. Hasta que el calor es tan insoportable que el gas comienza a arder. De nuevo el subtítulo explica “Aquí se produjo la Recombinación, antes de la cual el universo no era transparente, sino brillante”. Efectivamente la pantalla esta ahora de un rojo uniforme que se va tornando azul a medida que se calienta, y no se ve más que a unos pocos milímetros de profundidad. Y el rebobinado continúa.

El Universo está ahora lleno de núcleos atómicos y electrones, que ya no pueden mantenerse unidos debido a la violencia de las colisiones. Y ese gas se sigue comprimiendo. En un dado momento la furia térmica comienza a romper los núcleos, y la pantalla nos anuncia “Inicio de la Nucleosíntesis, que dió origen al Hidrógeno, Helio y Litio, antes de este momento no había núcleos sino sólo sus componentes”. Es decir que lo que se ve ahora no es un gas caliente sino una sopa uniforme de protones, neutrones y electrones.

El espectador ataja con la boca un pochoclo mientras se pregunta que sucederá a continuación. La pantalla dice “CUIDADO: de aquí en adelante, lo hechos que se relatarán son puramente especulativos y muy poco entendidos, cualquier semejanza con la realidad será bienvenida”. Y el retroceso sigue implacable.

La sopa de partículas elementales se sigue calentando y comprimiendo. Las partículas se rompen al chocar y sus componentes son cada vez más extraños. Los subtítulos pasan fugaces "Bariogénesis...", "Ruptura electrodébil....", y otros trabalenguas. En un dado momento todas las partículas se han roto y la pantalla esta llena de un material que el espectador no reconoce. El subtítulo intenta aclarar “Estamos viendo la estapa de Inflación: el universo está lleno de partículas extrañas llamadas inflatones”. El espectador piensa que algo raro harán estos inflatones, porque a medida que el tiempo retrocede, lo que antes era una uniformidad casi absoluta ahora comienza a mostrar detalles. Más densa y caliente por aquí, mas fría y diluida por allá. De nuevo los subtítulos “Vemos las inhomogeneidades primordiales, que luego desaparecieron a causa de la Inflación”.

Más compresión y más calor. Los intragntes inflatones colisionan brutalmente. Tanto que empiezan a destrozar el espacio en el que se mueven, como si arrancaran pedazos en su camino. Un cartel grave anuncia “Hemos llegado a la Escala de Plank, los conocimientos actuales no permiten imaginar lo que pasó antes”. La velocidad de la película disminuye hasta que se finalmente se detiene. El espectador contiene el aliento. Los subtítulos continúan “Esta etapa es también conocida como Big Bang, se la suele confundir con el comienzo del universo, pero es solo el principio de lo que podemos entender. Nuestra ignorancia acerca de lo que pasó mas atrás es absoluta”. La pantalla está llena de lo que demonios fuere la estructura cuántica del espacio tiempo.

La imagen comienza a moverse nuevamente, pero ahora la película avanza hacia delante, el tiempo fluye en su dirección habitual. El poder de los inflatones empuja la sopa hacia fuera, infla el universo, y barre con cualquier detalle visible, dando origen a la homogeneidad primordial. El espectador mastica reflexivamente el último pochoclo del paquete -Así que nada de “todo el universo comenzando en un punto de tamaño cero”. Nada de “el instante inicial”. Sólo ignorancia de lo que hubo antes.- Distraído, ve pasar ante sí toda la historia del universo. Se despabila al escuchar el zurdazo y mira sobresaltado la pantalla para ver el glorioso vuelo del gordito que salva un tiro clavado en el ángulo, con una atajada histórica. La pantalla se oscurece y un cartel anuncia:

THE END.


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lunes, septiembre 24, 2007

Rivotril y la Burocracia Universitaria.

Me escribe un amigo que está de posdoc en tierras lejanas. Nuestra querida universidad le adeuda unos dineros y, exasperado por no recibir respuesta alguna a su reclamo, me pide ayuda. Transcribo parte de su e-mail aquí porque su tono deja claro a) El estado de tensión nerviosa al que puede llevar la ineficacia de los no-docentes (notable definición por negación, mi gato también es "no-docente") aún cuando uno está lejos, y b) Mi inmerecida fama de patear escritorios.

....Bueno, el tema es que mande el mail que te forwardeo literalmente 3 (tres) veces a esa secretaria y ni siquiera me dicen quien podria informarme. El paso siguiente era mandar al ovejero italiano, empuniando Raybans, mascando un hueso (vos) a que pregunte si serian tan zorrudamente amables si les place la recalcada concha de su reputisima madre anorgasmica de informarme en que situacion estoy y que deberia hacer para cobrar lo que tengo que cobrar. En esos o en otros terminos.

A sus órdenes, amo.
Grrrr.

sábado, septiembre 15, 2007

Epilogo al Teorema de Euler: Si realmente existen dos tipos de verdad ¿que hacer con ellas?

Desde que nacemos, emprendemos ese viaje fascinante que es la exploracion de lo que nos rodea. Durante su transcurso, contruimos una imagen mental del mundo, o sea una representación imaginaria de sus componentes y relaciones. El objetivo final de esta imagen es volverse predictiva, permitiéndonos anticipar las consecuencias de nuestras acciones para programarlas convenientemente. Millones de años de evolución nos han dotado de las herramientas necesarias para esa tarea.

Mediante la razón, somos capaces de contruir y relacionar proposiciones, obteniendo conclusiones a partir de premisas mediante razonamientos válidos. Así ligamos el valor de verdad de las conclusiones a aquél de las premisas, reduciendo notablemente el número de hechos independientes que constituyen nuestra imagen mental del mundo. (Por ejemplo, de las premisas "si lloro recibo atención" y "si tengo hambre necesito atención", concluimos que "si tengo hambre me conviene llorar", mediante un razonamiento válido - probablemente el primero de nuestras vidas).

Por medio de las sensaciones, atribuimos valores de verdad a nuestras premisas, construyendo una valuación. Es decir experimentamos con el universo para ver si las premisas son Verdaderas o Falsas. Esto nos permite conocer el valor de verdad de las conclusiones sin necesidad de nuevos experimentos. (Vemos si es Verdadero que "si lloro recibo atención" sólo probando -y este es el primer experimento de nuestras vidas. Luego comprobamos que no podemos comer sin ayuda, es decir que "si tengo hambre necesito atención" es otra proposición Verdadera. Con esto la conclusión "si tengo hambre me conviene llorar" es necesariamente Verdadera, sin necesidad de comprobarla independientemente).

Así avanzamos en nuestra construcción de una imagen mental del mundo. Este tipo de capacidad, que sólitamente llamamos aprendizaje, aunque que a mí me parece más preciso designarla como capacidad de modelar el universo, se encuentra en la gran mayoría de los animales con un sistema nervioso medianamente desarrollado. Es evidente en muchos de los mamíferos con los que convivimos, como perros y gatos [1, 2], y está presente incluso en invertebrados -experimentos con grandes cefalópodos (pulpos) no dejan ninguna duda al respecto [3], y hoy algunos biólogos hacen experimentos similares con moscas [4]. Lo que es seguro es que no es una cualidad privativa del Homo Sapiens (y advierto que si algún antropocéntrico amigo planea plantear aquí la dicotomía escolar inteligencia vs. instinto, se arriesga a tener que definir univocamente ambos términos).

El siguiente paso en nuestra comprensión del universo es intercambiar con nuestros semejantes nuestras respectivas imágenes mentales del mundo, para crear una imagen compartida. Para esto existe la comunicación mediante el lenguaje. De nuevo, no somos únicos a este respecto, si bien la capacidad de comunicar conceptos de alguna complejidad está restringida a algunos mamíferos superiores: unos pocos de ellos son capaces de comunicarse [5,6,7,8], algunos lo hacen de modos que aún no entendemos [9,10]. Es en este punto del proceso en el que surge la dicotomía entre experiencias compartibles o empíricas y experiencias no compartibles o místicas, que explicábamos en el post anterior. Y es sólo aquí donde comprendemos que existen dos tipos de verdad, aquélla científica, cuya adquisición puede ser reproducida por otros, y aquélla no científica o mística, cuya adquisición es personal e intransmisible.

El paso esencial del Homo Sapiens, hasta donde sabemos específico de esta especie, es la capacidad de heredar culturalmente la imágen compartida del mundo. Es decir que cada generación no necesita reproducir los pasos para la valuación de cada proposición de modo de saber si es Verdadera o Falsa, sino que le basta tomar el valor de verdad obtenido por las generaciones anteriores. De esta manera se sortea el límite impuesto por la finitud de la vida, y se avanza en nuevas proposiciones basándose en aquéllas conocidas previamente. La imagen compartida del mundo que resulta es increíblemente rica y altamente predictiva. Si bién algunos primates manifiestan herencia cultural, esta se limita a un conjunto pequeño de proposiciones y es muy poco eficiente [11]. Es recién aquí donde, en mi opinion, el antropocentrismo deja de ser chauvinista.

Hemos llegado finalmente a la pregunta del título: si hay dos tipos de verdad ¿cual debemos usar para valuar las proposiciones que serán heredadas por las generaciones venideras? Es mi opinion que debemos hacerlo de modo de maximizar la eficiencia de la construcción de la imagen compartida del mundo. Es decir, debemos intentar ser más humanos, realzar el razgo específico de nuestra especie, ser menos mortales. Aceptado esto, es evidente que la verdad empírica debería ser usada siempre para todas las proposiciones que así lo permitan, de modo tal que cualquier duda en el valor de verdad de una proposición dentro de cien años, podrá despejarse reproduciendo el experimento realizado hoy. Por otro lado, para aquéllas proposiciones que por su naturaleza no permitan hoy una valuación empírica, podría aceptarse un valor de verdad obtenido mediante experiencias místicas en las que acuerde la mayoría de la poblacion, pero con plena conciencia del carácter preliminar y no definitivo de ese valor de verdad. De este modo, si en el futuro nuestro mayor conocimiento del mundo nos permite imaginar un experimento para darle un valor de verdad empírico a tal proposición, nadie se negará a hacerlo.

miércoles, agosto 15, 2007

Teorema de Euler: Exp[i Pi] + 1 = 0, por lo tanto, Dios existe - Post III: la realidad

Terminemos entonces con lo que venimos desarrollando en anteriores posts “duros” (I y II).

Decíamos allí que, para conocer el valor de verdad de una dada proposición (es deci, para saber si es Verdadera o Falsa), es necesario haberla obtenido mediante un razonamiento válido a partir de un conjunto de premisas. Sin embargo, explicábamos también que esto no es suficiente, se debe complementar con algún modo de conocer el valor de verdad de dichas premisas. Y esto nos enfrentó al problema de que no existe una asignación de valores de verdad (o valuación) que sea intrínsecamente correcta. Por lo tanto, debemos construir tal valuación por algún método que trascienda el sólo ejercicio de la razón. O en otras palabras:


Debemos definir qué consideramos “verdad”, establecer una manera de saber si una dada proposición es Verdadera o Falsa.


Como nos gustaría que nuestros razonamientos nos dijeran algo sobre el mundo exterior, es natural construir una valuación utilizando nuestras sensaciones, nuestras experiencias acerca de él. Para eso, lo primero es asignarle a cada proposición un significado, definiendo cuidadosamente cada palabra que entra en ella en términos de nuestras experiencias sensibles. Así, las proposiciones expresarán afirmaciones sobre el mundo exterior, y nos gustaría decir que son Verdaderas aquellas afirmaciones que percibimos se realizan efectivamente en éste, y Falsas aquellas que afirman hechos que no suceden.

Un ejemplo trivial: la proposición “llueve hacia abajo” se transforma, luego de definir “llueve” y “abajo” , en una afirmación sobre el mundo real que efectivamente percibimos. La definimos como Verdadera. En cambio “llueve hacia arriba” afirma un hecho que, con las definiciones usuales de “llueve” y “arriba”, jamás sucede. Luego es Falsa.

¿Terminamos aquí? ¿Es eso todo lo necesario para hacer ciencia, entendida como un modo racional de comprender el mundo? Bueno, no, aún falta algo. Para dar el siguiente paso necesitamos clasificar nuestras experiencias de acuerdo a su “comunicabilidad”. Llamaremos aquí experiencias empíricas a aquéllas que son reproducibles por otras personas. Es decir que si describimos exactamente las circunstancias en las cuales percibimos una tal experiencia, cualquier otro interesado capaz de repetir las condiciones podrá experimentarla. Por otro lado, llamaremos experiencias místicas a aquellas que no son reproducibles por otros, aunque sean patentemente reales para nosotros. (Es obvio que una tal distinción no es definitiva, experiencias clasificables como místicas hace doscientos años son hoy claramente empíricas, al entender mejor las condiciones para reproducirlas).

Para fijar ideas: la observación de las estrellas es una experiencia empírica, cualquier puede reproducirla con sólo mirar el cielo en una noche despejada. En cambio, una alucinación o los detalles particulares de un sueño, son experiencias místicas, el hecho de copiar las circunstancias no asegura a otros su percepción.

Armados de esta clasificación, vemos que es posible construir al menos dos tipos de conocimiento, esencialmente diferentes. Podríamos elegir nuestra valuación utilizando solamente experiencias empíricas. Esta elección tiene la ventaja de que, al ser capaces de reproducirlas, las otras personas obtendrán necesariamente los mismos valores de verdad para todas las proposiciones. Por lo tanto, tiene un valor social como lenguaje para intercambiar conocimiento acerca del universo. Eso es lo que llamamos ciencia. La segunda posibilidad sería incluir también las experiencias místicas en la valuación de nuestras proposiciones. Si bien esto es posible y incluso útil en cuanto a la adquisición personal de conocimiento, su valor social inmediato como lenguaje queda en duda, ya que está naturalmente limitada a aquéllas personas que experimenten la misma experiencia. La religión, por ejemplo, con frecuencia opta por esta segunda posibilidad. Otro ejemplo son algunas de nuestras opciones éticas o políticas, o nuestras preferencias artísticas.

Un detalle adicional: decíamos en el post anterior que la valuación debe ser consistente con las leyes lógicas. En el presente contexto, eso implica que si nuestras premisas son Verdaderas en el sentido de que se realizan en el mundo exterior, cualquier conclusión obtenida a partir de ellas mediante razonamientos válidos debe ser Verdadera en el mismo sentido. Y aquí hay un punto más a favor de la valuación en términos de experiencias empíricas: resulta ser que, por alguna razón, el mundo funciona en modo tal que esta valuación es siempre consistente. Resulta muy difícil hacer lo mismo cuando la valuación se construye incluyendo experiencias místicas: podríamos fácilmente concluir hechos no observados.

Para terminar, es importante resaltar que estos dos modos de construir la valuación de nuestras proposiciones encarnan definiciones diferentes de lo que consideramos verdad. Concluimos que


No tiene absolutamente ningún sentido comparar conclusiones obtenidas a partir de premisas valuadas con cada una de ellas.
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lunes, agosto 06, 2007

Exp(I Pi)+1 = 0, por lo tanto, Dios existe - Post II, la valuación

Sergundo post "duro" de la serie.

En un post anterior afirmaba que la lógica en si misma nada tiene que decir acerca de la verdad. Dado un conjunto de proposiciones cuyo valor de verdad desconocemos, llamadas premisas, podemos construir otro conjunto de proposiciones, llamadas conclusiones, cuyo valor de verdad es también desconocido, mediante un razonamiento. La estructura premisas -> razonamiento -> conclusiones debe ser válida, en el sentido que se discutió en el aquél post, pero eso nada nos dice acerca de si es verdadera o falsa. Más aún: los razonamientos válidos son construidos sin conocer el valor de verdad de las proposiciones involucradas. En otras palabras, la validez de un razonamiento nada tiene que ver con su veracidad, no se puede demostrar nada solamente razonando.

Una vez construido un razonamiento válido, es obviamente de interés saber si las conclusiones obtenidas son verdaderas o falsas. Para ello, debemos de algún modo conocer el valor de verdad de las premisas. La validez del razonamiento nos asegura que si éstas son verdaderas, las conclusiones también lo son. En otras palabras, un razonamiento válido sirve para cambiar el foco, en lugar de preguntarnos acerca de la veracidad de las conclusiones ahora sólo debemos interesarnos en la veracidad de las premisas. El razonamiento, por si mismo, se ocupará de transferir éste valor de verdad a las conclusiones. De este modo, la lógica tiene que ser entendida como el método para trasportar verdad, no para conocerla

Entonces ¿cómo asignar un valor de verdad a las premisas, que nos permita, a través del razonamiento, conocer el de correspondiente valor de verdad de las conclusiones? Necesitamos lo que en matemáticas se conoce como una valuación (o valutación o a veces validación dependiendo del humor del traductor). Esta es una operación que toma una proposición y nos devuelve uno de los posibles valores Verdadero ó Falso (similar a lo que haría un oráculo). Debe ser consistente con las operaciones lógicas que conocemos, en el siguiente sentido: si el valor de verdad de la proposición “Una golondrina no hace el verano” es Verdadero, y el de la proposición “Ladran Sancho” es Falso, entonces el valor de verdad de la proposición compuesta por medio de la operación ó, es decir “Una golondrina no hace el verano ó ladran Sancho”, debe ser el valor de verdad compuesto Verdadero ó Falso, o sea Verdadero. Por otro lado, aquél de la proposición compuesta con la operación y, es decir “Una golondrina no hace el verano y ladran Sancho”, debe ser Verdadero y Falso, o sea Falso.

Claro, pero entonces nos preguntamos ¿cómo construir la valuación correcta, aquélla que le asigna el valor de verdad adecuado a cada proposición? Y aquí hemos llegado al punto de este post:


No hay un modo único de definir una valuación para un dado conjunto de premisas.


Y si bien pude sonar raro, en realidad estamos muy acostumbrados a esto. Con un ejemplo se entiende inmediatamente: la proposición “Calígula nombró ministro a su caballo” es Verdadero si Calígula es el emperador aquél, pero claramente Falso si me refiero al cuadrúpedo peludo y gruñón que me cuida la casa y responde a ese nombre.

Es decir que no podemos decir que una dada proposición o razonamiento sean verdaderos o falsos estudiando solamente su estructura. Tenemos que, necesariamente, mojarnos los pies, salir del mundo platónico de las ideas para meternos de cabeza en esa cosa desagradable, sucia, difícil y viscosa que nos envuelve: la realidad. Sólo ella nos permite construir la valuación adecuada.

Sobre como se hace eso me referiré en un próximo (y último, prometo) post sobre el tema.

viernes, julio 20, 2007

Otro retorno.

Trieste, hora del almuerzo. Científicos jóvenes en un importante centro internacional de investigación. Conversan sobre la suerte de uno de ellos, deprimido porque retorna a su pais de origen luego de una productiva estadia de investigación en el extranjero:
- No quiero volver, -se lamenta el argentino- allá no me dejan laburar, todo el tiempo peleando por estupideces. Burocracia... Patroncitos de estancia... La mediocirdad institucionalizada me destruye...
- Bueno, no puede ser tan malo, Maldacena es argentino -Dice, inocentemente, el alemán.
- Claro. Pero no te olvides que vive en Princeton. Al igual que Milstein, que Virasoro, y tantos otros, buenos científicos porque escaparon de la picadora de carne. Alla "piensa luego mueres" es la regla.
- Bueno, siempre podes escapar cada tanto -dice la inglesa, pobrecita ella- despues de todo un par de viajes al año te podrían pagar, ahora que tienen plata.
- No. Mi insitituto no paga los viajes al extranjero de los investigadores "asistentes" como yo. Solo les paga a aquellos lo bastante viejos e improductivos como para perder su tiempo en la pelea política. Quienes nos dedicamos a la ciencia no ligamos un peso.
- Cagate en todos -sugiere el italiano, quien fiel a su nacionalidad no espera nada del poder pero cree que al menos puede ignorarlo.
- Me encantaría, pero si me distraigo me serruchan el piso- Dice el argentino. Esta frase va seguida de una laboriosa traduccion al inglés internacional de la metáfora "serruchar el piso", y de su interpretación en la realidad sudaca.
- Bueno, yo tengo una idea -El japonés propone.
- Pará macho, a mi el harakiri no me va, cuestión de historia ¿viste? Como que no me cierra, que sé yo...
- Bueno, no, masomenos. Te estaba por sugerir que hagas como Majorana. - Nota del cronista: Ettore Majorana, relevante físico siciliano casi autodidacta. Abrumado por la tensión entre abandonar completamente la tierra natal para dedicarse a su pasión científica o dejar completamente la física para quedarse en Catania, subió al traghetto Reggio Calabria-Messina pero jamas desembarcó del otro lado. Se especuló acerca de su suicidio. Nunca más se supo nada de él.
- Es una buena idea -comenta el argento- me tiro del avión en el medio de Atlántico, nadie sabe nada, nadie llora por mí. Me dedico a criar patos en Cambridge el resto de mi vida, publico un papercito con nombre falso cada tanto.....
La cámara se aleja de la escena mientras el mozo les trae el café.
Epílogo: el argentino se toma en serio la idea del japonés (por algo sobrevivieron a dos bombas atómicas, piensa). Busca "Ettore Majorana" en Wikipedia. Y lee: "se especula que, como tantos otros sicialianos de su época, Majorana huyo a la República Argentina luego de su desaparición". Y nuestro héroe se corta las venas...

martes, julio 10, 2007

Ellos

Ellos trajeron la nieve a Buenos Aires. Lograron que, luego de casi noventa años de intentos fallidos, esta vez encontrara su camino hasta el suelo a través de una baja atmósfera excepcionalmente fría. Y no es pequeño su logro, para el que debieron desplazar las masas de aire antárticas tan al norte como no han estado nunca. Lo hicieron mediante una sutil pero persistente elevación de la temperatura media global.

Son buenos ingenieros, no cabe duda. Saben que la mejor manera de elevar la temperatura es evitando que el calor del sol que llega a la tierra se refleje en ella y vuelva al espacio. Y que para eso, nada mejor que el dióxido de carbono. Conocen el ejemplo de Venus, que con una atmósfera compuesta casi completamente de ese gas tiene una temperatura superficial de mas de cuatrocientos grados centígrados, a pesar de que sobre el incide una radiación solar apenas mayor que la que incide sobre la Tierra.

Elevar la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera terrestre es fácil, lo saben muy bien. Basto con que talaran veinte millones de hectareas de bosques tropicales, para disminuir en forma notable la capacidad de absorción vegetal del dicho gas. Y luego, tan eficientes como económicos, quemaron la madera. Y todo el combustible fósil que encontraron a mano. Agotado este, planean talar aun mas para plantar soja, porque saben que las praderas bajas no filtran ni la mitad del gas que filtran las selvas. Con la soja harán mas combustible, que seguirán quemando. Ellos son inteligentes.

Su objetivo no esta lejos. Si logran elevar la temperatura unos grados mas, lo suficiente como para matar los pocos bosques supervivientes, el desequilibrio sera catastrófico. Ya no habrá vuelta atrás. Probablemente ya no la hay: la temperatura, que durante eones ha seguido fielmente las oscilaciones del la concentración de dióxido de carbono, intentara esta vez seguir el ultimo pico que ellos han provocado. Y, finalmente, serán los vencedores.



domingo, junio 24, 2007

Exp[i Pi] + 1 = 0, por lo tanto, Dios existe - Post I: los razonamientos validos

(Hoy vamos con un post "duro" para sublimar la amargura de la estupidez capitalina.)

Por alguna extraña razón, algunas falencias en la educación científica contra las que suelo despotricar en privado se potencian en la blogósfera. Desde que me sumergí en ella hace ya algún tiempo, me he topado repetidamente con errores conceptuales sobre el significado de la jerga o incluso sobre el funcionamiento del método científico en si mismo.

Por ejemplo, vamos con uno de los mas graves. En infinidad de discusiones sobre una variedad de temas, los participantes esgrimen la lógica cual arma infalible para establecer verdades. Argumentan haber demostrado lógicamente la veracidad de su tesis, y acusan a su interlocutor de irracional o directamente estúpido por no aceptarlo.

Me propongo en este post repetir lo que he escrito a este respecto cada vez que me he topado con eso en algún comment. Podria resumirse en la siguiente afirmación:

"Usando solo las reglas de la lógica no es posible demostrar la veracidad ni falsedad de absolutamente ninguna afirmación."

¿Que le pasa? ¿se volvio loco este tipo? ¿un tardío ataque posmo? Para nada, solo dar por el chancho lo que el chancho vale, ni un peso más.

Podemos definir lógica como el arte de razonar correctamente. Los elementos constitutivos elementales de un razonamiento son las proposiciones, que se definen como aquellas frases sobre las cuales tiene sentido afirmar que son verdaderas o falsas. Por ejemplo:

- "Si (como el griego afirma en el Cratilo) / el nombre es arquetipo de la cosa, / en las letras de rosa está la rosa / y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'. " es, ademas de bella, una frase sobre la que claramente se puede afirmar su veracidad o falsedad. Notese que no es necesario tomar partido por alguna de ambas opciones para identificarla como una proposición, siendo las proposiciones falsas tan buenas como las verdaderas. De hecho, al trabajar con proposiciones para formar razonamientos, es un error creerlas verdaderas.

- "El horror, el horror" no es una proposición. Simplemente no podría ser ni verdadera ni falsa, ninguna de las dos opciones tendria sentido. Por lo tanto, una frase de este tipo no tiene cabida para formar razonamientos.

Bueno ¿y qué se hace con las proposiciones? En principio las proposiciones se pueden combinar usando los llamados conectivos lógicos para formar con ellas proposiciones más complicadas. Para ser concretos: existen dos y sólo dos conectivos lógicos, a saber la conjuncion "y" y la disyunción "o". Con ellos formamos una proposicion a partir de dos "más elementales". Por ejemplo, la proposición "a cada chancho le llega su San Martin", y la proposición "no por mucho madrugar se amanece mas temprano" se pueden combinar con la conjunción formando la proposición compuesta "a cada chancho le llega su San Martin y no por mucho madrugar se amanece mas temprano". O bien podríamos usar la disyunción obteniendo "a cada chancho le llega su San Martin o no por mucho madrugar se amanece mas temprano".

Además, las proposiciones se pueden negar, es decir escribir la proposicion que afirma lo contrario. Por ejemplo la negacion de "La nación argentina elige para su gobierno la forma representativa republicana y federal", se puede escribir como "La nación argentina no elige para su gobierno la forma representativa republicana y federal". Nótese que en ningun momento se habló de la veracidad de esta proposición (que es dudosa, en todo caso).

De este modo, tomando la conjunción de un conjunto de proposiciones iniciales llamadas premisas se escribe la hipótesis. En breve, si las premisas son aquélla que afirma que "todos los hombres son mortales" y la otra que agrega que "Sócrates es hombre", la hipótesis se escribe "todos los hombres son mortales y Sócrates es hombre". Por otro lado, tenemos otra proposición llamada conclusión, que este caso es, claro, "Sócrates es mortal". Se llama razonamiento a la proposición compuesta que se escribe como no premisa o conclusión. Suena raro pero el ejemplo puede clarificar "no es cierto que todos los hombres sean mortales y que Sócrates sea hombre, o Socrates es mortal".

El razonamiento se dice lógicamente válido (que no es lo mismo que verdadero) si cualquiera sea el valor de verdad de las premisas, el razonamiento resulta ser verdadero. Es decir si es una tautología. Es facil demostrar que el razonamiento sobre socrates lo es.

Insisto que hasta aquí nada se ha dicho sobre el valor de verdad de las proposiciones elementales. No hemos demostrado que Socrates es mortal, sino que si todos los hombres son mortales y si socrates es un hombre, entonces lo es. "Socrates" podria ser un lindo nombre para mi perro, para quien una de las premisas seria falsa, y luego todo el razonamiento seria inutil. Es decir que la logica nada nos dijo acerca de la veracidad de la conclusion, sino que nos mostro como esta depende de la veracidad de las premisas.

Para conocer el valor de verdad de la conclusion de un razonamiento hay que establecer una valuacion para sus premisas. Es decir, darle un valor de verdad a cada una de ellas. Pero la discusion acerca de como se hace eso la dejo para otro post.

Un nuevo movimiento politico, el "sontodoslomismismo".



Podemos distinguir seguir igual de retroceder? O somos asi de pelotudos?
(confirmado, despues del cierre: lo somos)



lunes, junio 04, 2007

Una mas y no jodo mas.

A la descripción del mobbing o acoso moral del post anterior, sumo aquí la parte que más me impresionó a mientras me informaba sobre el tema: la descripción de los personajes involucrados.

A medida que leía las características de personalidad del acosador o mobber, mi boca se iba abriendo en bobo gesto de asombro. Innumerables páginas web parecían referirse, sin nombrarla, al misma persona que casualmente y para mi mal yo conocía de cerca. Hasta el más pequeño detalle coincidía perfectamente con la idea que me había hecho de quién me psicopateó durante años. La precisión era tan grande que me planteé dos posible explicaciones: o el kía no era nada original sino que representaba el arquetipo del mobber y lo que me sucedió a mi era un ejemplo de lo que muchas personas habían pasado, o yo estaba fundiendo bielas y me imaginaba similitudes donde no las había. Una rápida consulta con otras personas que lo habían sufrido sirvió para descartar la segunda hipótesis.

Las características de personalidad del acosado, de la persona propensa por alguna razón a sufrir mobbing, y los efectos que eso le causa, también mostraron un importante grado de acuerdo con lo que se dice de mí (con la excepción de algunos conceptos elogiosos que no se me aplican).

Así que, basta de aburrirlos, aquí están y estos son los protagonistas del mobbing.

El acosador

Una descripción de los rasgos que delatan a un acosador:

Personalidad Jekyll y Hyde: se muestra violento, desagradable y vengativo, habitualmente en privado, con la víctima, pero encantador con el resto de los compañeros.

Mentiroso: miente compulsivamente, convence con continuos engaños.

Encantador: ante sus superiores o iguales, a los que muestra su lado más amable, para resultar convincente, y compensar así su falta de empatía.

Falsa apariencia de seguridad: una fachada para ocultar su verdadera inseguridad.

Controlador: obsesionado con el control y con la supervisión de todas las cuestiones; de de modo de poder manipular todo a su antojo.

Crítico: en pocas ocasiones alaba el trabajo de los demás. Critica todo aquello por lo que se le solicita algún juicio u opinión, de modo poco o nada constructivo.

Irritable: ante cualquier contrariedad, es habitual que reaccione de forma airada e irritada.

Buen actor: no observa diferencia entre el papel que representa, que es aquella manera con la que desea que se le reconozca, y la persona que realmente es.

Líder convencido: ya que no le cabe duda de su capacidad de liderazgo, a pesar de no ser capaz de distinguir la diferencia entre liderar e intimidar, que es lo que habitualmente practica.

Incapaz de asumir culpas: reaccionando con irritabilidad y agresividad cuando se le piden explicaciones o justificaciones.

Es una persona fría y calculadora, pero ¿qué motivos tiene en realidad para iniciar el acoso moral?. Se ha apuntado como motivación la propia incapacidad personal del acosador, que se encuentra cumpliendo un dado rol sin tener las cualidades para ello; con lo que su reacción es infravalorar a los demás, para que su incompetencia no sea evidente. En ocasiones siente clara envidia por algunas cualidades de la persona a quien acosa.

Otros investigadores apuntan que se pueden identificar comportamientos patológicos de tipo del trastorno narcicista o el trastorno psicopático:

• El narcista:

Trata de demostrar su valía de manera continua para así sentirse seguro, de modo que debe existir una identificación plena entre la imagen que espera proyectar y la que realmente representa en público. Tiene la profunda necesidad de destruir a los demás. Emplea el acoso porque puede ver su autoimagen continuamente amenazada por otras personas. Una descripción de la patología narcisista destaca como rasgos sobresalientes: La grandiosidad, el egocentrismo, y una notable falta de interés y de empatía hacia los demás, además de una enorme necesidad de aprobación por parte de los otros. Puede desarrollar sentimientos de envidia hacia aquellos que poseen cualidades que el no tiene, o simplemente cuando parecen disfrutar de sus vidas. Suelen tener incapacidad para expresar sentimientos de tristeza, duelo, y reacciones depresivas. El narcisista se considera la persona más importante de la organización; es habitual que alardee de sus grandes logros profesionales, olvidándose siempre del equipo que ha trabajado con él, y que ha contribuido a conseguir ese éxito profesional. Las posibilidades de cambio en la personalidad de un individuo con trastornos narcisistas son escasas.

• Los trastornos psicopáticos:

El perfil del psicópata organizacional es el de un individuo que logra abrirse camino en la mediante la manipulación y la seducción. No es fácilmente detectable. Los siguientes rasgos son característicos:

Ausencia de empatía: el psicópata organizacional no tiene sentimientos ni emociones, por lo que no posee la capacidad de conectar con la gente, teniendo que fingir continuamente, ya que así le conviene en su propio interés.

Ausencia de remordimientos: el acosador que sufre este trastorno es incapaz de sentir remordimientos, pena, culpabilidad, aunque a veces lo pudiera parecer, ya que puede fingir si le conviene.

Capacidad superficial de encanto: facilidad de palabra, capacidad para embaucar y tergiversar la verdad. Su capacidad de encantamiento es tal que cuando se le acusa nadie puede dar crédito a tal acusación.

Estilo de vida parasitario: al igual que el perverso narcisista, el psicópata organizacional también suele vivir profesionalmente de los demás.

Manipulación: al psicópata lo único que le interesa y le mueve es conseguir lo que quiere, y hará todo lo que esté en sus manos para conseguirlo, sin importarle lo más mínimo el «pisotear» a quien sea si le considera un competidor, empleando amenazas si ha de deshacerse de los débiles, o el chantaje o compra si se trata de un fuerte competidor.

Mentira sistemática y compulsiva: el psicópata organizacional miente con una gran facilidad, y además posee la cualidad de improvisación; esto le convierte en un experto en falsear la realidad, lo que le ha servido para alcanzar una posición que no merece.

Sentido grandioso de los propios méritos: aquí también coincide con el narcisista; es decir, que tiene también la creencia de que su entorno le debe todo, porque él es el mejor.

El acosador utiliza, además de esas características variables en su personalidad, una serie de condiciones situacionales que serán imprescindibles, y sin las que la labor de destrucción psicológica será imposible.

El secreto de sus actuaciones:Es habitual que los acosadores actúen en privado con la víctima, aprovechando el secretismo de sus actuaciones para manipular, distorsionar y perjudicar el trabajo, la reputación o la imagen profesional de la víctima, que puede que no sea consciente de ello hasta que el daño esté ya ocasionado. Esta ocultación de los hechos hace difícil probar los comportamientos agresivos.

La vergüenza de la víctima: culpabilización El desarrollo de sentimientos de vergüenza por parte de la víctima resulta clave para que se produzca la paralización, permitiendo así que el acoso se prolongue en el tiempo. El acosador consigue que la víctima elimine la buena opinión que ésta tiene de sí misma, y se produzca la equivocada idea de que «la culpable es ella misma».

Los testigos mudos (atemorizados)Existen compañeros de la víctima que son testigos del acoso, pero que, con su actitud, parecen colaborar de forma tácita en el mismo. Su silencio, provocado por la «obediencia debida», puede incluso transformarse en colaboraciones activas, en forma de agresiones que suelen llevar el refrendo de alguna persona con mayor grado de autoridad.

El acosado [aqui los conceptos elogiosos no se me aplican]

No existen evidencias para afirmar que existan trabajadores que, por sus características personales, puedan ser etiquetados apriorísticamente como víctimas propiciatorias. Sin embargo, la reacción del hostigado ante este tipo de problemas y las consecuencias que se derivan de estas conductas agresivas, puede variar en función de unas determinadas características personales. Muchas de las personas que se han identificado como víctimas de acoso psicológico, son personas sensibles y vulnerables, lo que puede haber influido en la elección como objeto del acoso, aunque estos mismos rasgos suelen favorecer la respuesta patológica ante las acciones del acosador.

Frecuentemente se trata de personas con altos niveles de autoexigencia, respetuosas con las formas sociales, preocupadas por su imagen ante los demás, ordenadas, meticulosas, introvertidas, con baja tolerancia a la frustración, tendencia a experimentar ansiedad, dificultad para reconocer sus propias emociones y transmitir sus sentimientos, etc.

Algunos rasgos que pueden ilustrarnos el perfil psicológico del acosado los siguientes:

La autenticidad. La víctima suele ser una persona comprometida con sus propias dinámicas de desarrollo, que persigue ante todo la autorrealización y el autoconocimiento.

La inocencia. La víctima es incapaz de dañar y de descubrir las intenciones ocultas de los demás. Prefiere puestos que le permitan aplicar su capacidad empática.

La dependencia afectiva. El acosado suele tener la necesidad de ser querido y aceptado, por lo que suele proteger y conservar sus lazos interpersonales, incluso ante la evidencia de que puedan conllevar componentes negativos.

Una clasificacion a los sujetos con riesgo de padecer mobbing consta de tres grandes grupos:

Los envidiables: Personas brillantes y atractivas, que con su mera presencia amenazan los sentimientos de superioridad del acosador.

Los vulnerables: Individuos con alguna peculiaridad o defecto o simplemente necesitados de afecto y aprobación.

Los amenazantes: Activos, eficaces y trabajadores, que ponen en evidencia lo establecido y pretenden implantar reformas.

La tipología de los posibles acosados es la siguiente:

Personas con elevada ética, honradez y rectitud, así como un alto sentido de la justicia. Suelen ser individuos de actitud noble, que se caracterizan por intentar que las organizaciones actúen con ética y dignidad.

Personas autónomas, independientes y con iniciativa. Poseen la madurez psicológica suficiente como para tener un criterio independiente, autonomía de actuación y capacidad para tomar la iniciativa.

Personas altamente capacitadas por su inteligencia y aptitudes, que destacan por su brillantez profesional. Que poseen grandes conocimientos y se conducen con una elevada calidad profesional, rigor, rapidez y eficacia en el desempeño de su trabajo.

Personas populares, líderes informales entre sus compañeros o con carisma para liderar grupos.

Personas con un alto sentido cooperativo y de trabajo en equipo. Personas con gran capacidad de relación que colaboran con el resto de compañeros, facilitándoles instrumentos y medios para la consecución de objetivos colectivos.

Personas con elevada capacidad empática, sensibilidad, comprensión del sufrimiento ajeno e interés por el desarrollo y el bienestar de los demás.

Personas con situaciones personales o familiares altamente satisfactorias y positivas. Contentas, integradas y satisfechas, con una vida familiar satisfactoria o con una vida de pareja que funciona.

lunes, mayo 21, 2007

Algunas palabras sobre el aborto.

Comenté lo que sigue en un debate en un blog católico, apoyando los argumentos racionalistas del amigo Jack Celliers. El administrador decidió que la discusión se le iba de las manos y la cerró. Oscurantismo, lo llamaría yo...
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Déjeseme decir primero que los argumentos más usuales de los grupos abortistas me parecen tristísimos. El derecho de la mujer a hacer con su cuerpo lo que guste nunca puede ser superior al derecho a la vida del ser humano, y por lo tanto no la libra de la responsabilidad por sus actos sobre la vida de los demás. Es un argumento rebatible con esa facilidad. ¿Podemos entonces oponernos sin más al aborto y decir “punto”?

No lo creo. El verdadero problema es que el derecho que consideramos superior a cualquier otro, el derecho de la vida del ser humano, se topa con una barrera conceptual muy difícil de saltar: no tenemos una definición aceptada de qué es estar vivo, ni mucho menos contamos con una definición de qué cosa es un ser humano. Y ésta es, realmente, la discusión.

Desde mi punto de vista, aferrarse a las tradiciones provenientes de épocas pre-científicas, según las cuales las palabras tienen un significado binario, “si o no”, “es o no es” es completamente inconducente. Estamos acostumbrados a creer que la palabra “pato” designa algo ontológicamente diferente de la alocución “no pato”. Pero el mundo es mucho más complejo que eso. Un pato es un pato cuando vuela sobre la laguna, pero ¿sigue siéndolo cuando un cazador lo mete en su bolsa? ¿luego de horneado? ¿y de digerido? ¿cuando exactamente, en qué preciso instante, dejó de ser un pato? El mundo no es tan sencillo. Es mucho más complejo que la descripción que nuestras palabras pueden hacer de él. Lo único que es apropiado decir es que algunas propiedades que consideramos características de un pato persisten sólo hasta el tiro de escopeta, mientras que otras (el material genético, tan caro a esta discusión) aún duran en el estómago del comensal.

Sin voluntad de escandalizar con la comparación, permítanme extender la observación al caso de la definición de un ser humano. Algunas características intrínsecamente humanas están presentes en cualquier célula, otras sólo en el espermatozoide y en el óvulo, algunas exclusivamente en el cigoto, y unas pocas son privativas de un feto desarrollado. ¿Cuál de esas características es la queremos proteger cuando hablamos del derecho a la vida? No digamos “todas” porque eso es simplemente imposible. ¿Cual?

Y aquí entran las opiniones. Es la mía (y no tan mia) que la característica definitoria de un ser humano es su consciencia. Por lo tanto, cuando hablamos de proteger la vida queremos decir proteger cualquier entidad consciente. En particular, es consciente un feto cuyo neocortex se halle desarrollado y no lo es ni un cigoto ni un espermatozoide. Por lo tanto la prohibición al aborto debería aparecer a partir del desarrollo del neocortex (creo que son aproximadamente unos tres meses).

Por consistencia, cualquier definición debería extenderse a cualquier entidad cuyo neocortex sea comparable al de un feto de tres meses. Por ejemplo los cetáceos y los grandes simios. Y también por consistencia, deberíamos olvidar alaridos escandalizados hablando de salvar la vida de un cigoto “desde el momento mismo de la concepción”.

Se critica todo límite diferente del de la concepción por artificial. Deberíamos darnos cuenta de que no existe otro tipo de límite que el artficial, en el sentido de aquel que es decidido por el hombre y no por la naturaleza, la cual no nos da límites tan claros. Porque cuando decidimos qué es humano y qué no lo es, estamos simplemente definiendo una palabra, que es el más artificial de los objetos.
El antiabortista prefiere llamar humano a todos los estadíos del óvulo después de fecundado. De acuerdo, pero debe entender que esa es sólo su definición. Para que su definición sea aceptada por todos los demás, incluyendo por aquéllos que no somos religiosos, debe fundamentarla de un modo que podamos compartir. Intuyo que el fundamento de muchos católicos es que dios pone el alma en el cigoto en el mismísimo momento en el que el espermatozoide entra en el ovulo. Ese podría ser un argumento atendible si yo creyera en dios, pero como no creo, para convencerme de su validez mi interlocutor debe darme razones que yo pueda comprobar por mi mismo. Es decir debe usar el método científico.

Y aquí está el problema. Cuando empezamos a intentar fundamentar científicamente esa definición de humano caemos en un remolino infinito de discusiones y peros, en especial porque el argumento de la “potencialidad” de un feto es un argumento algo débil.
El mundo es mucho mas complicado que lo que nuestras palabras pueden decir de él. No soy creyente, pero si lo fuera no podría menos que considerar falto de fé a quién no viera en eso la grandeza de dios. A mi me alcanza con verlo como un ejemplo más de cuanto supera la naturaleza a esa pequeña parte de ella que llamamos nuestro cerebro.

miércoles, mayo 16, 2007

"Mobbing" o acoso moral

Cuando cayó en mis manos la primera descripción del fenómeno, creo que en una de las malas versiones divulgativas a las que nos tienen acostumbrados los diarios, quedé pasmado. Acostumbrado al tratamiento superficial y vago que es usual en tales artículos, me disponía a dejarlo rápidamente de lado, más por referirse a una disciplina que me es completamente ajena, y sobre la que tengo enormes prejuicios y peores juicios: el de la sociología de las organizaciones.

Pero luego de la lectura diagonal del primer párrafo, mi mandíbula golpeó sonoramente la mesa: allí estaba descripta, con la precisión del relato de un testigo presencial, la situación que sufrí durante varios años, que me arruinó la salud y a punto estuvo de arruinarme la carrera. Hasta el más ínfimo detalle ajustaba perfectamente. Una lectura más profunda y una exhaustiva investigación en Internet confirmaron la primera impresión: no se trataba de una mera coincidencia, lo que yo había vivido es una situación común en cierto tipo de organizaciones y se lo considera un serio problema, ya bien estudiado y caracterizado: el “mobbing” o “acoso moral”.

Si bien al momento de este descubrimiento ya había logrado escapar de esa situación enfermiza, el hecho de saber que yo no era el único, que no hice nada para merecerlo y que nunca estuvo en mis manos evitarlo, me alivió profundamente. Lo comparto aquí con la idea de que pueda ser útil para alguien.
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­­­­Mobbing proviene del verbo to mob, cuya traducción literal podría ser: atropellar, molestar, acosar, maltratar, linchar, etc. El etólogo Konrad Lorenz, que lo utilizó al estudiar las conductas de supervivencia de algunas especies animales, y posteriormente, Heinz Leymann lo aplicó al ámbito laboral, definiéndolo como aquella situación en la que una persona o grupo de personas ejercen una violencia psicológica extrema, de forma sistemática (al menos, una vez por semana) y recurrente (como mínimo de seis meses), sobre otra persona o personas en el lugar de trabajo con la finalidad de:

• destruir el entramado de comunicación de la víctima o víctimas,

• destruir su reputación,

• perturbar el ejercicio de sus labores,

• y lograr que finalmente esa persona o personas acaben abandonando el lugar de trabajo.

Entre algunas de las características más destacables de las conductas del mobbing, destacan las siguientes:

• La intencionalidad, puesto que no se trata de una situación accidental, producto del estrés generado en el ambiente de trabajo, sino que nace con la evidente intención de dañar.

• La repetición, dado que sólo de esta manera se consigue minar la resistencia psicológica y física del acosado.

• La persistencia en el tiempo, ya que no se trata de sucesos ocasionales que se produzcan ante determinadas situaciones coyunturales, sino como consecuencia de un proceso que sólo finalizará en el momento en el que se consiga la destrucción psicológica de la víctima.

• La asimetría, «no hace daño quien quiere sino quien puede», habitualmente se emplean posiciones jerárquicamente más altas.

• El objetivo final es la destrucción psicológica del acosado, y el abandono «voluntario» de la organización por parte de éste.

Leymann lo describe como «un proceso de destrucción que se compone de una serie de actuaciones hostiles que aisladamente podrían verse como anodinas, pero que al ser constantes tienen efectos perniciosos». Con esta definición se podrían descartar los incidentes leves, propios de la conflictividad cotidiana de las organizaciones modernas.
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Depende como ande de mi fiaca crónica, tal vez pegue algo más sobre el tema en algún futuro post. Para los interesados, encontré un muy buen resúmen aquí.

miércoles, abril 25, 2007

Comparaciones

Heisenberg, descubridor del Principio de Incerteza, era alumno de Bohr, uno de los creadores de la Mecánica Cuántica. Durante la segunda guerra mundial, se alejaron por cuestiones nacionales y políticas. Hoy una persona pequeña intento usar esa historia para justificarse...
Que "les va a pasar a todos"
Que "es algo normal"
Que "pelearse con el mentor forma parte de nuestra evolución como científicos"
Aunque tácitamente me pongas del lado del nazi, no podes ocultarlo Hijo de Puta, sangrás por la herida.

viernes, febrero 23, 2007

Una vez más, esta mujer me ahorra palabras.

Sandra Russo en PaKina/12, hablando de los EEUU y sus republicanos.
La Gran Democracia Occidental, vamos, es una opereta de mala calidad en la que se rifan diariamente todos los valores que nosotros asociamos tanto con democracia como con república. Fue un truco maestro del lenguaje el que les permitió emerger como portadores de algo que es deseable, respetable y difícil: los pueblos de los patios traseros sabemos mucho, pero mucho más de democracia y república que esos imbéciles que pasarán la tarde jugando a atrapar indocumentados.

miércoles, enero 31, 2007

Sobre testigos protegidos, por Juan Sasturain en PaKina/12

Cuando en 1835 el joven Charles Darwin regresó a Londres tras fatigar la vuelta al globo como semipolizón científico del zarandeado “Beagle”, no desembarcó solo. Lo acompañaban recuerdos y dibujos de medio mundo –la barrosa, tenebrosa Buenos Aires incluida–, una teoría revulsiva en ciernes, el escándalo a plazo fijo y, entre otros animales vistosos y descontextualizados, tres tortugas gigantes de Galápagos: las bautizadas apresuradamente Tom, Dick y Harry.

Lo notable –o no– es que el joven Darwin murió venerable y con barba, que su peliaguda teoría creció, evolucionó y revolucionó la ciencia y la creencia, y que las tortugas sobrevivieron largamente a todos esos avatares. Ceñudos e incluso –podemos suponer– escépticos testigos, los quelonios enterraron a un puñado de generaciones de humanos, al punto de que todavía hoy, en el zoológico de Brisbane, en Australia, se celebra cada noviembre el cumpleaños de Harriet (que ya no Harry: hubo que esperar más de un siglo para que alguien viera lo que el poco confiable Charles no advirtió...), la tortuga darwiniana que queda. La hembra cumplió 175 con buen apetito y espera seguir masticando hasta batir el record de longevidad que posee, con 185, una que fuera mascota descomunal del rey de Tonga.

Cuando en 1980 murió un tal Josip Broz, a muchos no se les movió un pelo; hasta que les explicaron que se trataba del Mariscal Tito, mítico padre de la Yugoslavia moderna hoy desmembrada. O vuelta a repartir, si se quiere. Para los años sesenta y setenta, el proyecto de la autogestión yugoslava aparecía como (una cierta) alternativa a los dos consabidos polos que se repartían el mundo y la torta. El conjunto de los países del Tercer Mundo y los No Alineados de la ONU, esa bolsa de gatos pardos ideológica, miraba con simpatía el socialismo sui generis que manejaba con mano de hierro el mariscal. Por eso, en alguna de esas bienintencionadas reuniones en que se sintieron acompañados y con deber de agradecer solidaridades, los tropicales No Alineados le regalaron, a Tito, hace cuatro décadas, un loro: Koki.

Haciendo justicia al criollo refrán –“más años que bandada de loros”–, el multilingüe Koki ha sobrevivido largamente al viejo líder, a la consabida Yugoslavia, a las guerras y reyertas que vinieron y tardan en irse de la región y al sueño mismo de un mundo de países que ya no tiene par para ser tercero. El viejo loro sigue ahí. Más precisamente, en las coquetas y croatas islas Brioni, en el Adriático, antigua residencia de verano del mariscal, donde es figura de atracción histórico-turística. Koki tiene siempre mucho que decir y los años no le han quitado locuacidad.

Hace algunas semanas, un cable fechado en Zagreb informaba la puesta en cuarentena del ave famosa para preservarla de la devastadora gripe aviaria. No fuera cosa que le pasara lo que a los patitos feos que estiraron las patas en el parque más elegante de la ciudad de Orahovica, no muy lejos de allí. Y por ahora, aguanta el loro.

El aspecto más superficial de estos asuntos se vincula con el registro de pseudo records y triviales curiosidades proveedoras del Guinness, una tendencia insoportable en estos numéricos tiempos devotos de la estadística y adictos a las pérfidas encuestas. Sin embargo, hay otro costado más rico. El celo riguroso por mantener con vida y animal lucidez a estos vetustos testigos parte de una idea arraigada y conmovedora, variante de la pretensión horaciana: nadie “muere del todo” mientras haya quien conserve la memoria de su presencia. Y, a su vez, algo o mucho –único e intransferible– muere con cada quien que se apaga. Alguna vez murió el último hombre que oyó la voz de Jesucristo, en algún momento no muy lejano morirá (o habrá muerto) el último hombre que estuvo en la Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945. Y seguramente no saben qué es lo que muere con ellos.

Volviendo a los vetustos bichos de famosa historia, quién sabe qué imágenes para todos perdidas pueblan los sueños, si los tiene –y yo creo que sí–, de la fatigada tortuga que en un zoológico de Brisbane descansa encapsulada: una isla, el barco, aquel hombre joven aún, diferente y minucioso. Quién sabe qué frases, qué gritos del viejo mariscal persisten en el repertorio del colorido Koki en su exilio adriático y pueblan su ominosa cuarentena. Siempre es conmovedor pensar –a lo Poe– en las posibilidades de ese registro misterioso.

Borges ha especulado con su habitual brillantez al respecto, y a propósito del hombre Shakespeare, en un segmento de El Hacedor. Por eso, aunque no estoy seguro de quién sobrevivió a quién con su querido Beppo, el gato blanco que lo acompañaba los últimos años, me gusta pensar que no sólo Kodama o la solícita Fanny se quedaron con imágenes privadas, íntimas, del maestro, aunque sea durante un tiempito más.

miércoles, enero 10, 2007

Todo eso fué obseno, de Robert Fisk

...Sólo el presidente George W. Bush y Tony Blair pudieron haber creado una administración militar en Irak tan asesina e inmoral que hasta el más inescrupuloso asesino en masa de Medio Oriente pudo terminar sus días en el cadalso como una figura noble que señaló la falta de hombría de sus asesinos encapuchados y que, en sus últimos segundos, le recordó al matón que le dijo “vete al infierno” que el infierno ahora es Irak...